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Daniel Santacruz

La centralidad de la esclavitud: Los judíos en el mundo atlántico

Updated: Oct 26, 2022

Por Aviva Ben-Ur

Aviva Ben-Hur

En 1778, Mosseh Rodrigues del Prado de Suriname, una colonia holandesa en Sudamérica, tomó la justicia en sus propias manos. Tres años antes había sido condenado por ofender verbalmente la virtud sexual de varias mujeres judías casadas. Una de ellas era Ribca de la Parra, viuda de Selomoh de la Parra, descrita variablemente como “una mujer blanca” y “una mujerdestacada … de una familia tan estimada.”

El detalle de su identidad racial no era para menos, pues Prado era un judío euroafricano, descendiente directo de un judío portugués blanco y su concubina, una esclava africana. A pesar de que los judíos

euroafricanos de la colonia eran considerados judios legítimos al igual que

miembros de la comunidad judía, las ordenanzas locales les asignaba un estatus de segunda clase.

A los de origen africano, tanto los nacidos libres y los manumisos, se les

obligaba estrictamente a comportarse “humildemente,” según palabras del tribunal judío, y de reconocer la “prodigiosa diferencia” entre ellos y sus correligionarios blancos. Al difundir chismes sobre el comportamiento sexual de Ribca de la Parra, Rodrigues del Prado había violado esa ley no escrita, o así lo afirmaba varios testigos judíos, tanto euroafricanos como blancos.

El tribunal decidió desterrar a Rodrigues del Prado para siempre de Jodensavanne (“la sabana de los judíos”), una aldea ubicada a 48 kilómetros al sur de la capital de la colonia, Paramaribo. Pero en 1778, Prado regresó armado y peligroso, empeñado en tener la última palabra.[1]


El más grande de la época

Suriname en aquel entonces era la sede de una población judía sin paralelo en el mundo de la temprana edad moderna. Fundada por judíos portugueses en los 1660s, la comunidad estaba organizada principalmente en torno a la agricultura, más que el comercio, y por largo tiempo constituyó el asentamiento judío más grande de las Américas de la época, llegando a sumar casi 1,500 individuos para fines del siglo dieciocho, en cuyo momento era superado apenas por la judería estadounidense.

Aunque la mayoría de sus miembros se sustentaba a duras penas, los hacendados fueron creando una comunidad conocida por su riqueza y que lograría justificar ante las autoridades coloniales la presencia continua de los judíos. Estos dirigentes, como sus contrapartes en las metrópolis europeas, lidiaron con el problema de la pobreza endémica de la población, a la cual se le prohibía por ley asentarse tanto en los reinos de Francia, España y Portugal, así como en algunas regiones del mundo atlántico protestante.

Suriname

Con la excepción notable del norte de África, las juderías del mundo atlántico, una región interconectada que abarcaba los continentes de Europa, Àfrica, y las Américas eran totalmente nuevas, reconstituidas o fundadas tras siglos de conversión forzada al cristianismo, masacres, y expulsiones en Inglaterra, la Península Ibérica y Francia.

Los pocos países o ciudades de Europa occidental que permitían la práctica abierta del judaísmo, amén de Amsterdam, prohibía a los judíos ingresar en múltiples gremios y profesiones, limitando severamente o eliminando por completo sus perspectivas de supervivencia económica. Es más, la persecución cada vez más intensa de la Inquisición portuguesa dio origen a un flujo de refugiados conocidos como cristianos falsos. Muchos se habían reintegrado formalmente al judaísmo en Amsterdam y Londres, las dos ciudades europeas que servían como punto de partida para asentarse en las Américas.

Al establecerse el dominio holandés en Brasil entre 1630 y 1654, y el de Inglaterra y Holanda en Barbados, Jamaica, Curaçao y Suriname a partir de los 1650s, los dirigentes portugueses judíos en Amsterdam y Londres pudieron extender a las Américas su búsqueda desesperada de nuevos asentamientos que recibieran a sus correligionarios pobres. En Suriname, al igual que en la mayoría de las colonias fundadas en la zona tórrida de las Américas, el trabajo de migrantes forzados del Occidente de África serviría como base de la economía. De 1668 hasta los 1830s, entre 213,000 y 250,000 africanos fueron llevados a la colonia, y durante gran parte de ese período más del 90 por ciento de los residentes de Suriname eran a la vez esclavos y de origen africano.[2]


Privilegios y pruebas

En la primera parte de la década de los 1660, estando Suriname todavía bajo el dominio inglés, los dirigentes judíos habían solicitado a las autoridades locales privilegios especiales (que les fueron concedidos), incluyendo la libertad de practicar su religión, administrar

sus propias escuelas, gobernarse mediante un tribunal judío, poseer el título de propiedad de un pueblo entero, y, quizás lo más importante para nuestra narrativa, ser dueños de seres humanos. Las primeras pruebas que tenemos de hijos esclavizados y nacidos de judíos portugueses y convertidos a la religión del padre datan de aquella década.

Aunque la conversión de tales menores al judaísmo también se manifiesta intermitentemente en otras latitudes, a saber en Amsterdam, Brasil, Barbados y la costa de Senegambia, en ninguna otra parte del vasto territorio del mundo atlántico había surgido un grupo estable de judíos euroafricanos suficientemente grande y políticamente organizado como para afirmar su propia identidad corporativa y para presionar por la igualdad de derechos.

Este extraordinario grupo de judíos da fe de la flexibilidad de la ley rabínica tal como se practicaba en la región. Su propia existencia contradice el concepto popular de que la halakha de la Diáspora desalentaba la transmisión del estatus judío a través del padre. Pero el pasado judío de Suriname también tiene relevancia en temas más amplios, develando aspectos de la diáspora africana, la esclavitud y la religión poco conocidos por los estudiosos del mundo atlántico.


Tradiciones antiguas

A pesar de que la vida judía en Suriname podría parecer sin precedentes, la misma estaba arraigada en tradiciones antiguas. Esto se percibe fácilmente en los nombres que los judíos daban a sus haciendas. Estas propiedades, en su mayoría plantaciones de azúcar, café y cacao ubicadas a orillas del Río Suriname, estaban deliberadamente situadas en los alrededores de Jodensavanne, sede administrativa de los judíos de la colonia. Ya para los 1720s, docenas de haciendas de propiedad de judíos portugueses habían surgido al norte y al sur de esa aldea judía.

Un mapa de 1737 identifica 72 propiedades de dueños judíos, muchas de ellas con nombres bíblicos, como Mahanaim, Sucot, Gosen, Carmel, Petah Enaim, Kayam y Rama. [3] Estos topónimos sugieren que los primeros hacendados judíos portugueses de Suriname quisieron vincular su empresa agrícola con la de sus antepasados ​​bíblicos, quienes se comunicaban con Dios directamente y recibían sus bendiciones de abundancia. Mahanaim, por ejemplo, fue la mejor tierra que los hijos de Jacob encontraron en Egipto, idónea tanto para cultivos como para ganado, después de que el hambre los obligara a salir de la Tierra de Israel (Génesis 46: 28–34, 47: 1–6). El Monte Carmelo, al norte del Reino de Israel, se describe como un lugar de belleza y fertilidad (Isaías 35: 2). Sucot ("tabernáculos"), es la fiesta de la cosecha que conmemora el éxodo de Egipto y la generosidad de Dios, así como una ciudad que limita con Egipto y la Tierra Prometida (Levítico 23: 42–43; Éxodo 12:37).


Procedimientos rituales

Por otra parte, la conversión al judaísmo de niños esclavizados también se inspiró en la antigua ley rabínica que reconocía e incorporaba la institución de la esclavitud. Los judíos surinameses tenían acceso a sus libros de oraciones, publicados en Amsterdam, que ordenaban decir ciertas oraciones al comprar esclavos. "Orden de oraciones" (“Orden de Bendiciones”) es el primer libro de oración judío conocido que menciona normas sobre la esclavitud.

Publicado en Amsterdam en el año hebreo que coincide con 1686/1687, contiene una fórmula especial utilizada en la compra de esclavos

Ruins of the Berakha v'Shalom synagogue in the Jodensavanne. It was built in 1685.

(“bendición de quando compran siervos”). Probablemente se refiere a una conversión intermedia, sin que confiriera un estatus judío completo, la que hacía ritualmente permisible que los esclavos prepararan comida y bebida kasher. Michael Studemund-Halévy opina que la locución hebrea de la oración, avadim, la misma palabra que en la Biblia hebrea denota a los israelitas no libres que trabajaban bajo los faraones del antiguo Egipto, confirma que los esclavos, en lugar de los sirvientes domésticos, eran los potenciales conversos.[4]

Un libro posterior, "El pacto de Isaac" (Sefer Berith Yishak), publicado en la misma ciudad en el año judío que corresponde a 1767/1768, incluye instrucciones para la conversión completa de los esclavos al judaísmo, la cual requiere vino ceremonial, oraciones hebreas, la circuncisión para los hombres y la inmersión ritual para ambos sexos. Las instrucciones para acoger a los esclavos al seno del judaísmo vienen precedidas por la explicación de que esta ceremonia se practicaba "cuando el Templo [todavía] estaba en pie".

Si bien el uso del Sefer Berith Yishak en Suriname aún no se ha verificado explícitamente, el apéndice en la parte posterior del libro, que enumera los nombres de los circuncidadores rituales, incluye a siete personas que viven en Suriname. Se enumeran según su ciudad de residencia, todos dentro de la órbita atlántica. En Europa, estos incluyen Amsterdam, La Haya, Naarden, Londres, Hamburgo y Bayona. Surinam y Curaçao, la isla holandesa cuya comunidad judía rivalizaba con la de Suriname tanto en tamaño como en importancia económica, son los únicos lugares en el Caribe.[5]


Documentos conservados

Conocemos las experiencias de conversos al judaísmo esclavizados gracias a miles de páginas de actas comunitarias que se han conservado. Diligentemente registrados por miembros de la clase de hacendados de la comunidad, estos documentos muestran que a los judíos euroafricanos se les permitió, como a Mosseh Rodrigues del Prado, servir como directores de plantaciones e incluso heredar y comprar propiedades.

Al mismo tiempo, se les prohibió participar en las funciones honoríficas en la sinagoga, formar parte de un minyan (grupo formal de un mínimo de diez varones reunidos para rezar), y se les limitaba a sentarse en el "banco de dolientes", o en la fila de atrás de la sección de damas, y para un entierro fueron relegados a los límites del cementerio.[6] Como sugiere el caso judicial antes mencionado, el trato inferior se extendía a la imposición de la justicia.

Pero Mosseh Rodrigues del Prado no se plegó en absoluto a la ley. A pesar de que tardó tres años, regresó a Jodensavanne empuñando su espada y secundado por dos esclavos armados. Cuando el bedel de la comunidad le ordenó que abandonara el pueblo, Prado respondió que había venido para llevar a cabo asuntos de negocios y que no se iría hasta que cumpliera su propósito.

Asimismo, dijo que era conocido por el gobernador surinamés como un homem de bem, término portugués que implica a la vez buen comportamiento, riqueza, filantropía y poder político. En ese momento, sin provocación, según los informes, Prado echó a marchar por las calles de Jodensavanne, gritando que los jueces judíos que habían presidido su caso en 1775 habían sido parciales, y que si alguno de ellos tenía el coraje, pelearía con él. Acto seguido, Prado atacó al primer funcionario que encontró, el tesorero de la comunidad, quien pasaba por ahí. El funcionario llamó de inmediato una patrulla para arrestar a Prado y detenerlo en la temida fortaleza de Zelanda de la ciudad capital de Paramaribo. [7]

Lo más probable es que la tumultuosa visita de Rodrigues del Prado a Jodensavanne estuviera motivada no por el deseo de llevar a cabo negocios sino por rectificar lo que consideraba una injusticia.


Aumento en importancia

A lo largo del siglo dieciocho, el grupo clasificado en la comunidad como "judíos mulatos" fue creciendo paulatinamente en tamaño e importancia económica, mientras que la mayoría permaneció empobrecida. Entre 1778 y 1835, alrededor del 7 por ciento de la comunidad judía era oficialmente de origen africano.[8] Si tenemos en cuenta la cláusula comunitaria de "blanqueamiento", según la cual los euroafricanos que se casaban con blancos/as durante dos generaciones consecutivas recuperaban el antiguo estatus racial y rango social de primera clase, es probable que la mayoría de la comunidad judía de Suriname a principios del siglo diecinueve fuera africana de origen esclavo, si bien bastante disminuido.[9]

Junto con las personas libres con raíces en la esclavitud en todo el Atlántico urbano, los judíos euroafricanos en Surinam aumentaron exponencialmente en número durante el siglo dieciocho, convirtiéndose en un elemento indispensable para la economía local y con suficiente confianza como para afirmar su derecho a la igualdad de trato ante la ley.

El desenlace del motín de Rodrigues del Prado se relata y se analiza en mi libro, recientemente publicado. Si no fuera por la propensión de los miembros alfabetizados de la comunidad a registrar sus experiencias en la colonia, su compromiso para preservar su historia y, sobre todo, el protagonismo de individuos como Mosseh Rodrigues del Prado, poco sabríamos de la comunidad judía euroafricana de Suriname, y casi nada sobre el pasado desde su punto de vista. La historia de Mosseh Rodrigues del Prado nos recuerda que la esclavitud de la antigüedad y sus expresiones posteriores son parte integrante de la historia judía.

No es para menos que en la Biblia hebrea, la primera ley que Moisés presentó ante los israelitas que habían huido de la esclavitud en el antiguo Egipto hace referencia al mandato bíblico de liberar a un esclavo hebreo en el séptimo año de servicio (Éxodo 21: 1). A través de las generaciones, la mayoría de los rabinos debatieron e interpretaron el versículo como ejercicio teórico, y no como reflexión sobre las prácticas laborales en sus propias comunidades. Sin embargo, el caso de Mosseh Rodrigues del Prado da fe de un archivo prodigioso en el que se capta la realidad vivida de la esclavitud y de sus consecuencias, resaltando la centralidad de la esclavitud en las comunidades judías del mundo atlántico.


Algunos apartes de este ensayo son tomados de mi libro Jewish Autonomy in a Slave Society: Suriname in the Atlantic World:1651-1825 con permiso del University of Pennsylvania Press. Copyright © 2019 Aviva Ben-Ur. Cubierta del libro Jewish Autonomy in A Slave Society, por Aviva Ben-Ur.


Nota: La ortografía hebrea en caracteres latinos en este ensayo refleja el uso de los judíos ibéricos exiliados en el mundo atlántico. Esta ortografía es muy diferente a la del hebreo israelí moderno y de la inflexión árabe del hebreo, y no debe confundirse con un error de transcripción o pronunciación. Todas las traducciones de idiomas extranjeros son de la autora. Traducción al español de Lorraine Elena Roses Copyright © 2020.


Copyright © 2020 Aviva Ben-Ur.


Aviva Ben-Ur es Profesora en el Departamento de Estudios Judaicos y del Cercano Oriente de la Universidad de Massachusetts Amherst, y profesora adjunta en el Departamento de Historia y en los Programas de Español y Portugués, y Literatura Comparada. Es autora de Jewish Autonomy in a Slave Society: Suriname in the Atlantic World:1651-1825, publicado por la University of Pennsylvania Press en 2020.


https://www.upenn.edu/pennpress/book/16091.html


Sobre la portada del libro: El artista Johan Anthoni Kaldenbach realizó la ilustración originalmente en color. La ilustración fue publicada en blanco y negro en el artículo "Contributions to the History of the Jews in Surinam", 9 (1901), 129-42, por Richard James Horatio Gottheil, aparecido en la revista Publications of the American Jewish Historical Society. University of Pennsylvania Press reprocesó los colores originales. Diseño de portada: University of Pennsylvania Press, Copyright © 2020.

__________________________________________

[1] Nationaal Archief Nederland (en adelante NAN), Nederlandse Portugees-Israëlitische Gemeente in Suriname (en adelante NPIGS), inv. nr. 1, 28 septiembre, 1775; 8 de julio de 1777; 26 de noviembre de 1778; inv. nr. 135, 29 de setiembre de 1775. [2] El estimado y el porcentaje son derivados de Alex van Stipriaan, Surinaams contrast: Roofbouw en overleven in een Caraibische plantage-kolonie, 1750–1863 (Leiden: KITLV, 1993), 314; Johannes Menne Postma, The Dutch in the Atlantic Slave Trade, 1600–1815 (Cambridge: Cambridge University Press, 1990), 213; Cornelis Christiaan Goslinga, The Dutch in the Caribbean and in the Guianas, 1680–1791 (Assen: Van Gorcum, 1985), 279, 291, 309, 341, 519; y Kofi Yakpo, Margot van den Berg, y Robert Borges, “On the Linguistic Consequences of Language Contact in Suriname: The Case of Convergence,” en Eithne B. Carlin et al., In and Out of Suriname: Language, Mobility and Identity (Leiden: Brill, 2014), 164–95, 171 (para la época 1651–1826). [3] Alexander de Lavaux, Generale Caart van de Provintie Suriname, 1737. [4] Michael Studemund-Halévy, Biographisches Lexikon der Hamburger Sefarden: Die Grabinschriften des Portugiesenfriedhofs an der Königstraße in Hamburg-Altona (Hamburgo: Christians, 2000), 665. [5] Solomon Levy Maduro and Abraham Maduro, eds., Sefer Berit Yishak (Amsterdam: Israel Mondwei, 5528 [1767–68]), 15v, aparentemente reimpreso de la edición de 1729, citado en Moritz Steinschneider, Catalogus Librorum Hebraerum in bibliotheca Bodleiana jussu cura- torum digessit et notis instruxit M. Steinschneider (Berlin, 1931), entrada 3222. [6] NAN, Stadhouderlijke Secretarie, inv. nr. 1264, “Redres der Reglamenten, Institutien, en Instellingen van de H. Gemeente B.V.S.,” noviembre 9, 1752, p. 21 (tratado 19, artículo 4, sección Portugesa); NAN, NPIGS, inv. nr. 102 (1754), tratado 19, artículos 3 and 4, pp. 43–44. [7] NAN, NPIGS, inv. nr. 1, 7 y 8 de diciembre, 1778. [8] La cifra es el resultado de un cálculo basado en ibid., inv. nr. 417, “Alfabetische staat van geboreren over 1777-1812,” inv. nr. 418, “Alfabetische staat van overledenen over 1777-1812,” inv. nr. 419, “Alfabetische staat van geborenen over 1777-1833,” y inv. nr. 420, “Alfabetische staat van overledenen over 1777-1833.” [9]NAN, NPIGS, inv. nr. 101, “Askamoth voor de gemeente B.V.S., vastgesteld 1754,” tratado 26, artículo 3.


Febrero de 2021.


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